Hemos llegado a la cifra récord de 70,8 millones de personas desplazadas por la fuerza. Según la ONU, el mundo vive la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.La postura de Europa y de los Gobiernos de la Unión Europea, ante esta crisis humanitaria, se puede resumir en «que no lleguen».
Todas las personas refugiadas nos dicen que no hubieran salido de su país si no fuera por la guerra o el terror, y si esto se acaba, desearían volver a su tierra.
Por esta razón, parecería que la manera más útil para que no lleguen es trabajar decididamente por una política de paz y no violencia en todo el mundo, para fomentar el diálogo y los pactos ayudando a resolver conflictos. Pero no ha sido así, porque hay demasiados intereses miserables: económicos, geoestratégicos, armamentistas, control de recursos… demasiados intereses y demasiado miserables.
Descartada esta opción, han optado por crear un «apartheid» europeo, levantando kilómetros de vallas y enviando miles de policías a vigilar y detener a personas refugiadas en toda Europa.
Esta política supone un fracaso estrepitoso que ataca los pilares fundamentales sobre los que se creó la propia UE y los tratados internacionales de derechos humanos. Se está cuestionando el derecho de asilo, basado en la legislación que la misma Europa creó para ayudarse a sí misma con la crisis de refugiados que originó la II Guerra Mundial. ¿Qué mensaje estamos lanzado al mundo? Tenemos las herramientas, los convenios y las resoluciones… ¿Donde está una respuesta coherente y a la altura de los valores fundacionales de la UE?
Nos encontramos ante una grave irresponsabilidad: en el futuro se escandalizarán cuando se analicen en detalle todas estas atrocidades.
Por parte de Provocando la Paz, lo único que podemos decir es que tenemos que luchar hasta el último aliento contra toda esta política inhumana. Adentrándonos en el egoísmo intrínseco del ser humano del siglo XXI, intuimos que este bienestar se acaba, que este sálvese quien pueda definitivamente nos condena a todos. Optamos por la paz, la acogida y la solidaridad como valores vitales.