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Actualidad, noticias

Por una salud global

Muchas energías están centradas en la lucha mundial contra un virus a través de la cooperación y la solidaridad. Pero además de esta lucha, se libra otra batalla entre la humanidad y el capitalismo. Ya sabemos cómo funciona este sistema: máximo beneficio económico, no hay límites, hay que ganar dinero rápidamente, a costa de lo que sea, pasando por encima de millones de personas y de la naturaleza…

Con fuerza entró en juego la “humanidad”, ese valor que muchas personas llevamos dentro: la capacidad de sentir afecto, comprensión, solidaridad, compasión… Es cuando se remueven las entrañas y hay una reacción ante un problema grave de otra persona o de un colectivo humano. Y lo que no se podía hacer se hizo: parar la economía por algo más importante, como la vida de las personas, la salud, un bien común, la protección de nuestros seres queridos, de los más vulnerables, de nuestras personas mayores. Este es el mundo que necesitamos, donde se ponga a las personas por encima de los máximos beneficios económicos, donde todas las personas somos iguales en dignidad humana, donde no se deja a nadie al margen…

Los guardianes del sistema capitalista fueron quedando aislados, pensando que todo pasará rápido y volverán a “su normalidad”: sus privilegios, sus especulaciones, su voracidad, su sistema antihumano… que nos lleva a una destrucción acelerada.

Pero se ha producido un despertar de conciencias en la familia humana: muchas personas están rediseñando su escala de valores, han aflorado sentimientos tan humanos como la compasión, la solidaridad, la creatividad, la importancia de la familia, el respeto a los mayores por todo lo bueno que nos han legado con mucho esfuerzo y cariño…

Ya hemos hecho una parte muy difícil: de la actividad acelerada a la reflexión. Ahora tenemos que hacer el camino de la reflexión a la transformación. Atrás queda una masa aborregada, alienada, sin capacidad de reacción. Algo ha cambiado en la conciencia de la familia humana: nos damos cuenta que no estamos aislados en el mundo, sino que somos parte de un todo, que somos más parecidos de lo que pensamos y estamos más cerca de lo que creemos. Y cuando queremos, podemos reaccionar e introducir cambios necesarios en nuestras vidas por un bien común y para evitar un mal mayor. Necesitamos alternativas para sobrevivir, cambiar y mejorar.

Nos espera un difícil camino por delante, pero podemos hacerlo con ese sentido de familia humana, con creatividad y teniendo en cuenta a la naturaleza. Sabemos que muchos de los problemas que sufrimos últimamente son debidos a un abuso sobre la naturaleza. Y es que a la madre naturaleza hay que respetarla, protegerla y defenderla. Tendremos que aprender a funcionar de una forma distinta, para sobrevivir y dejar un mundo mejor a las próximas generaciones: apoyar a las comunidades que más sufren, cambiar el modelo productivo y de consumo, optar por energías renovables, y proteger a todas las especies de nuestro planeta. Necesitamos unirnos por una salud global, ante la necesidad de tratar la salud de todo el planeta, humanos, animales y ecosistemas.

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